6 El lenguaje en la profecía (Introducción)
La profecía bíblica se entiende como un mensaje emitido por Dios mismo, expresado
mediante un canal humano. A este personaje se le llama profeta y viene a ser el
portavoz temporal del Señor. Milton Terry lo define en los siguientes términos:
La profecía trata, principalmente,
de personas y sucesos de los tiempos en que originariamente, fue pronunciada.
El profeta era un poder de Dios, un mensajero viviente a reyes, pueblos y
naciones. Declaraba el mensaje de Dios para la época.[1]
Hay mensajes de Dios mediante profecía cuyo tema trataba sobre
amonestaciones puntuales que no requieren de una hermenéutica especial, sin embargo,
también hay profecía que habla sobre juicios a naciones y eventos futuros desde
el momento en que fueron escritos, —profecía apocalíptica[2]— sobre las cuales
si se debe considerar una teoría aparte.
[1]
Terry, Hermenéutica, pág. 153.
[2]
Cabe señalar que hay varios tipos de profecía: oráculos de bendición, oráculos
de litigio, oráculos de juicio, oráculos personales, entre otros. Dentro de
esta gama de profecías, se destacan especialmente en este libro los oráculos de
juicio, o también conocidos por algunos autores como profecía apocalíptica. Es
pertinente también señalar que luego del exilio, hasta el tiempo previo de la
caída de Jerusalén en el 70 d.C. hubo un gran interés por este tipo de
literatura, llegando a formar un género literario en particular. Esto no es
exclusivo del libro de Apocalipsis como su nombre lo pueda sugerir, ya que, por
ejemplo, encontramos mucho de este tipo de profecía en los profetas mayores y
en los profetas menores del Antiguo Testamento, así como en textos apócrifos
judíos post-exílicos.