4.2 Figuras literarias de significado: Figuras de comparación: símil, metáfora e hipocatástasis

 


La comparación es una de nuestras fuentes de conocimiento teológico más valiosas; el medio principal por el cual se nos permite conocer realidades espirituales y desconocidas para el hombre. Comprende una gran parte de nuestro discurso diario y casi todo el lenguaje de la teología. Es un medio usado por Dios para comunicarse con su pueblo (Os. 12:10).[1]

En la estructura de las figuras de comparación se pueden identificar tres componentes: el tenor que es el término literal, el vehículo que corresponde al término del cual se extrae un atributo para comparar, y el punto de comparación, conocido también como fundamento.[2] En Mt. 7:24 donde dice: “A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”, el tenor es “cualquiera que me oye estas palabras”, el vehículo es “un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca” y el punto de comparación se trata de la sensatez del hombre debido a su acción.

A continuación, se definen las principales figuras comparativas: el símil, la metáfora y la hipocatástasis.

 

A) El símil se define como una comparación explícita entre dos elementos. Esta comparación se basa en una semejanza en algún atributo que se busca enfatizar mediante esta figura. Esta figura extensamente usada en las Escrituras, se caracteriza por el uso de la palabra “como” o alguna otra que indique comparación. Por ejemplo está: Mt. 23:37, sobre Jerusalén dice: “…Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas…”, Sal. 102:4 “Mi corazón está herido, y seco como la hierba”, Sal. 1:1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos… será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”. También se puede dar la combinación “como – así” en el símil, por ejemplo, en Sal. 42:1 tenemos: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.

 

B) La metáfora, del griego “metáfero”, transferir, es una transferencia repentina de un significado a otro cuando hay una relación entre atributos de los elementos comparados. A diferencia del símil, la metáfora es una comparación implícita, la distinción más clara con el símil es que no lleva un adverbio que indique comparación (como, así – como, semejante a). Por ejemplo Os. 13:8: “…y allí los devoraré como león…” es un símil, mientras que Gn. 49:9 “cachorro de león, Judá…” es una metáfora. La metáfora está estrechamente relacionada al símil ya que ambas son comparaciones sobre atributos. Es así como la comparación de 1 Pe. 1:24: “Toda carne es como hierba…” es una cita en forma de símil el pasaje de Is. 40:6: “…que toda carne es hierba…”, que en su forma original es una metáfora.

La diferencia con la metonimia, en donde también hay un reemplazo directo, —por lo que suelen confundirse— está en que la metáfora es una comparación y está basada en una analogía entre los atributos de las cosas comparadas, mientras que la metonimia hace un reemplazo entre elementos lógicamente relacionados. Cuando Jesús dice: “Yo soy el pan de vida” en Jn. 6:48 es una metáfora que Cristo expone[3] para resaltar el atributo que Él es el verdadero alimento, el de tipo espiritual; hay una semejanza del atributo del sustento o alimento que significan tanto Jesús mismo como el pan, no habiendo una relación del tipo causal entre el pan y Jesús como lo habría en la metonimia[4]. En contraste, en la declaración: “Jehová es mi luz y mi salvación” (Sal. 27:1) se tiene una metáfora y una metonimia en el mismo versículo; de la luz se extrae el atributo[5] de disipación de oscuridad, lo cual se compara con Jehová. En este caso la salvación no es un elemento que tenga un atributo comparable, sino que es una acción que es producida sobre el salmista por Jehová; lo cual forma en este pasaje una metonimia del tipo reemplazo de causa por efecto. Si este pasaje se estructurase como un símil con su punto de comparación explícito y se quitara la metonimia para dejar explícita la idea, el pasaje quedaría como: “Jehová es como luz para mí; disipa la oscuridad, y es el autor de mi salvación”. Es claro que en virtud de la claridad se pierde gran parte el carácter poético del salmo, lo que es muy importante para tocar los sentimientos del lector.

 

C) La hipocatástasis es un tropo de comparación por implicación,[6] aún más que la metáfora. En esta figura la semejanza o representación está implícita, por lo cual es una comparación poderosamente llamativa bajo un uso más profundo del lenguaje no literal. Proviene del griego “hypó”, debajo, “katá”, abajo y “stásis”, colocación, es decir: poner abajo, en profundidad.[7] Generalmente un símil trae el adverbio “como” para comparar, la metáfora el verbo ser en su forma presente “es” para formar una comparación implícita, pero la hipocatástasis no ofrece ninguna pista sintáctica clara, por lo que es más complicado identificarla. No obstante, se puede establecer que esta figura remplaza directamente el sustantivo (o el adjetivo) que constituye el tenor por otro que contenga el atributo que se busca resaltar —por el vehículo— y así se construye una comparación muy implícita, en profundidad.

A modo de contraste, entre tropos de comparación con la palabra “perros” usado para comparar el desprecio con otras personas, tenemos en símil: “Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad” (Sal 59:6, comparación explicita), en metáfora: “Ciegos están todos los guardianes de Israel… Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar…” (Is. 56:10 NVI, comparación implícita) y en hipocatástasis: “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos…” (Sal. 22:16, comparación por implicancia donde no se halla explicito el tenor).[8] También, Am. 4:1 registra: “Oíd esta palabra, VACAS DE BASÁN que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos”, refiriéndose a las mujeres de Samaria —a entender por el contexto—, engordadas a costa de quienes oprimían, dejando así implícito el tenor de la figura. El profeta no se refiere a ellas COMO si fueran vacas (símil), ni que ellas SEAN vacas (metáfora), sino directamente ‘vacas’, mediante hipocatástasis.

La hipocatástasis es un tropo muy usado en el discurso de Jesús, habiendo expresiones como: “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres” (Mr. 1:17, comparando la actividad de pescar con el anuncio a las personas de la llegada del reino de los cielos, para su incorporación al nuevo pacto), “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos” (Mt. 15:26, en una doble figura donde el pan se compara al pacto de Dios, por implicación sus promesas y comparando los perrillos con los gentiles), “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mt. 16:6, parangón entre la levadura y la doctrina de los fariseos donde el punto de comparación es la corrupción o podredumbre, atributo asociado ese tiempo a la levadura), “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19, refiriéndose a su cuerpo, v. 21).



[1] Caird, op. cit., pág. 144.

[2] Concepto introducido por el retórico inglés Ivor Armstrong Richards —adoptado luego como norma— en 1936 en su libro The Philosophy of Rhetoric.

[3] Ver el contexto en Jn. 6:1-59 donde se desarrolla el punto de comparación.

[4] Una relación causal sería que el oficio de Jesús fuera ser panadero o agricultor del trigo. Aunque Cristo al haber multiplicado el pan se transforma en una causa del pan, lo toma como elemento para hacer una metáfora al compararse con esto. Si un panadero, por otro lado, nos dice “yo soy el pan”, se entiende que él es la causa del pan al amasarlo y hornearlo, con lo que esta expresión sería claramente una metonimia.

[5] Este atributo no es explícito en este pasaje. Se extrae de otros pasajes como Sal. 18:28, Job 29:3 o Is. 2:5.

[6] Bullinger, Diccionario de Figuras de Dicción usadas en la Biblia, pág. 631. Muchas veces también a esta figura se le llama metáfora implícita.

[7] Ibíd.

[8] Notar como el paralelismo de este salmo ayuda a identificar la hipocatástasis de la primera parte y el atributo que es punto de comparación (perros = cuadrilla de malignos).

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