11.1 Evangelios II: parábolas y anuncios: Sal y luz
Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada,
sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del
mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende
una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a
todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos. (Mt. 5:13-16).
Jesús se dirige a ‘vosotros’: estos son los discípulos del Señor (Mt. 5:1)
a quienes se les define su carácter y bienaventuranza (Mt. 5:2-12). Estos son
los ciudadanos del reino de Dios. La sal en el mundo antiguo tuvo varios usos[3] y se podría
intentar explotar esta alegoría en virtud de todas las propiedades de la sal en
comparación con los discípulos del Señor; así se estaría interpretando esta
figura bajo el método alegórico,[4] mas no es éste el
objetivo.
Intentando capturar el uso que la sal tenía en las escrituras, —en su sentido
positivo debido a que se compara con los discípulos— la sal se usaba para salar
las ofrendas a Dios: “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no
harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda
ofrenda tuya ofrecerás sal” (Lev. 2:13, cf. Esd. 6:9), siendo esto exigencia de
pacto: “…pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu
descendencia contigo” (Núm. 18:19), “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de
Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo
pacto de sal?” (2 Cr. 13:5). Precisamente por sus propiedades antisépticas se
utilizaba este elemento para purificar las ofrendas; se apreciaba también su
propiedad como condimento para mejorar la ofrenda. Al decir Jesús “Vosotros
sois la sal” se hace una metáfora: la sal es el vehículo y los discípulos son
el tenor, el punto de comparación es que los discípulos tienen la misión de
purificar y evitar la corrupción de la tierra (γῆ, “ge”,
G1093, entiéndase siempre esta palabra como la tierra o territorio de
Israel) que ha causado la religiosidad de los fariseos y sacerdotes,[5] sazonando a la
tierra con el mensaje del reino de Dios.
Que la sal se desvanezca (lit. “hacerse necia”) se refiere a ponerse
rancia. En aquel lugar la sal se extraía de pantanos o lagunas cercanas al Mar
Muerto, muchas veces la sal venía con yeso y otros minerales que podían darle
un sabor rancio.[6]
La sal desvanecida debe representar a los maestros de la ley y sacerdotes, quienes
debían ser la sazón de la tierra de Israel y quienes debían transmitir la ley
de Dios, guardando a la tierra de la corrupción y siendo elementos cruciales
del pacto. Lejos de esto, Jesús los califica continuamente como: “generación
mala y adúltera”.
¿Con qué será salada? es un dicho proverbial rabínico: “No hay sal de la
sal”[7] y habla que esta no
se puede recuperar. El uso que se puede dar a esta sal es tirarla al suelo. Tirar
la sal al suelo (echarla fuera) simboliza maldición. Abimelec tiró sal en Siquem
para hacer estéril su tierra: “arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella” (Jue.
9:45 NVI), con esto se inhibe el crecimiento de cultivos,[8] maldiciendo de esta
forma la cuidad capturada. La frase a continuación reafirma la asociación de la
sal necia con los religiosos judíos: “ser pisada por los hombres” y se refiere
a que estos religiosos —figuradamente— maldicen la tierra con su corrupción (Mt.
23.13) y tienen por destino ser hollados, lo cual sucedió en el año 70 d.C.
Mr. 9:49-50 es el paralelo de esta perícopa,[9] si se entiende bajo
los términos acá expuestos, entonces toma coherencia. Inicia con esta frase:
“Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal”,
donde ahora ya se entiende que el ser salado con fuego se refiere a la maldición
de la destrucción con fuego del 70 d.C. a manos de los romanos, en una imagen
sacrificial semejante lo sucedido en Is. 34:6-7.[10] Aunque usa la
palabra “todos”, haciendo uso de un absolutismo[11] se refiere a los
líderes religiosos y a todos aquellos que rechazan su mensaje. El paralelo
finaliza con: “Tened sal en vosotros mismos”, en referencia a que los
discípulos deben conservar la sazón del mensaje del nuevo pacto y su poder
sobre la corrupción de la clase religiosa judía, junto con la paz.
Lc. 14:34-35 añade “El que tiene oídos para oír, oiga”,[12] llamando a la
reflexión y estimulando a encontrar la interpretación a esta parábola, la cual
solo puede ser interpretada según como los elementos de esta figura eran
entendidos en aquel tiempo y según ‘la situación de la vida de Jesús’.
La parábola continúa en el evangelio de Mateo con las metáforas de la luz
y la lámpara. En el mismo sentido, los discípulos son comparados por metáfora con
la luz. A diferencia de la sal, la luz es un elemento de significado más
intuitivo, debido a que hay una alta correspondencia entre los atributos
comparables entre el tenor y el vehículo, y representa la disipación de la
oscuridad.[13]
Al igual que el efecto de la sal sobre la tierra, el evangelio del reino
predicado por los discípulos vendría a disipar la oscuridad de las doctrinas
corruptas del viejo pacto, esparcidas por los judíos.
[1]
En el capítulo cuatro: Figuras literarias de significado, sección sobre Las
parábolas de Jesús, se aclara esta idea. Nominalmente cada expresión figurada
de Jesús es denominada como ‘parábola’, sin embargo, en estricto rigor pueden
ser otras figuras de significado como metáforas, hipocatástasis, alegorías o
símiles simples.
[2]
Ver para más información, capítulo cuatro: Figuras literarias de significado,
sección sobre Tipos de comparaciones.
[3]
Antiséptico, dar sabor, provocar sed, moneda, fertilizante para cultivos
(cuando es usado en bajas cantidades) uso ceremonial, limpieza o para envenenar
el suelo.
[4]
Por ejemplo, Samuel Pérez Millos en su muy completo y extenso comentario a
Mateo, desarrolla todos los atributos que posiblemente puedan ser comparación
con los discípulos.
Samuel Pérez Millos, Comentario
Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento, Mateo (Barcelona: Editorial
CLIE, 2009), págs. 303-307.
Otro autor sugiere que lo apropiado acá es
precisamente considerar todos los usos de la sal como puntos de comparación con
los discípulos, ya que ellos —y quienes les sucedieron— de muchas maneras
aportaron positivamente a todo el mundo, tal como la sal.
Michael J. Wilkins, Comentario
Bíblico con Aplicación NVI: Mateo (Nashville: Editorial Vida, 2016),
págs. 212-213.
[5]
Profesores de Salamanca, Biblia Comentada, Tomo V Evangelios, pág. 100.
[6]
Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento,
págs. 49-50 y Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento, Mateo, pág.
296.
[7]
Profesores de Salamanca, loc. cit.
[8]
Longman et al. ed., Gran Diccionario Enciclopédico de Imágenes y Símbolos de
la Biblia, pág. 1050. Compare con Dt. 29:23.
[9]
Historia o fragmento bíblico. Término usado principalmente sobre porciones de
los evangelios sinópticos.
[10]
Ver capítulo siete: El día de Jehová, comentario sobre Is. 34:6-7.
[11]
Ver capítulo tres: Características del lenguaje hebreo, sección sobre
Absolutismo.
[12]
Ver capítulo seis: El lenguaje en la profecía, sección sobre Integridad de la
profecía, donde se analiza esta expresión.
[13]
Es un símbolo muy recurrente en la Biblia, cuyo punto de comparación es
explícito en Sal. 18:28, 112:4, Job 29:3 o Is. 2:5.
[14]
Aunque por motivos de seguridad, era normal en aquel lugar y tiempo construir
ciudades en montañas o sus faldas.
Bonnet et al., Comentario del Nuevo Testamento,
vol. I, Los Evangelios Sinópticos, pág. 259.