4.7 Figuras literarias de significado: Imaginería
Parte de los elementos utilizados en el lenguaje no figurado corresponde
al uso de elementos construidos mentalmente llamados imágenes. Las imágenes
pretenden impregnar vivacidad a un relato y consisten tanto en elementos
espirituales como netamente imaginarios o hipotéticos. Este recurso puede
servir para ilustrar algo que está fuera de nuestra realidad material (Heb. 8:1),
o pueden construirse sobre elementos tangibles y conocidos por el oyente (Heb.
5:1). La visualización de estas imágenes no necesariamente consiste en algo que
podamos imaginar; muchas de las imágenes bíblicas están fuera de nuestro
alcance imaginativo —como la Nueva Jerusalén de Ap. 21:9-27 con sus
kilométricas dimensiones— y no se pueden visualizar en plenitud por el receptor
del mensaje.
Las comparaciones que emplean imaginería evocan una ilustración mental
que forma el vehículo de la figura. La imaginería está lejos de ser
exclusivamente sobre visiones y profecía, es un elemento que también es
didáctico. En Ef. 4:14 tenemos “para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”, donde Pablo
emplea una imagen hipotética que es perfectamente visualizable por los lectores
de su carta; compuesta por tres metáforas con vehículos diversos pero que
resulta en una idea bastante asequible para los receptores del mensaje, así se
forma una imagen que al ser tan cercana al lector se asimila bastante bien.[1]
En textos proféticos veterotestamentarios y en el apocalipsis de Juan las
imágenes frecuentemente se enmarcan en visiones que son relatadas como parte de
una experiencia vivida por el profeta. Estas imágenes abarcan elementos creados
a partir de la guerra y el mundo militar como huestes que luchan a favor de
Dios. También hay elementos judiciales como tronos, juicios y sentencias en
estas imágenes, por ejemplo: “Por tanto, yo no he pecado contra ti, pero tú me
estás haciendo mal al hacer guerra contra mí; que el Señor, el Juez, juzgue hoy
entre los hijos de Israel y los hijos de Amón” (Jue. 11:27, LBLA). Habitualmente
estos tipos de imágenes se fusionan y se entremezclan con la realidad, ya que
se habla de imágenes judiciales cuando suceden guerras literales o se habla de
guerras en términos de imaginería cuando hay un acto efectivo de juicio bélico por
parte de Dios.[2]
Más allá de simples antropomorfismos o metáforas que tienen un vehículo referente
a algo material, son destacables también las figuras que muestran a Dios
mediante imaginería: “…He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y
entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y
desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos” (Is. 19:1, cf. Jue.
5:4-5), o la descripción de rayos saliendo de sus manos, carbones encendidos de
sus pies, donde mide la tierra haciendo que los montes tiemblan y se humillan,
y la luna y el sol se detengan (Hab. 3).
Siempre cabe recalcar el sentido figurado de estas expresiones, ya que no
pocos han sido los episodios en la historia de la interpretación de las
Escrituras en que este tipo de idiotismos han sido tomados por literales.