4.1 Figuras literarias de significado: Metonimia

 


La metonimia (del griego “meta”, cambio y “ónoma”, nombre) es un tropo que se basa en la sustitución de términos que implica un cambio de significado. Un aspecto particular de este tropo es que el cambio de significado se produce dentro del mismo campo semántico, es decir el cambio de un nombre por otro con el que el primero guarda alguna relación. Esta figura se basa en una relación lógica más que en una semejanza de algún atributo o apariencia de los elementos. Como se trata de cambios de significado entre elementos típicamente relacionados, esta figura es menos compleja de interpretar que otras, pero es tremendamente abundante en las Escrituras[1] y se podría decir que es una de las más recurrentes.

La metonimia puede remplazar la causa por el efecto. Como ejemplo tenemos 2 Tes. 2:2 “no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu…” o en 1 Jn. 4:1 “amados, no creáis a todo espíritu…”, refiriendo como espíritu a doctrinas supuestamente enseñadas por el Espíritu Santo. Hay casos más específicos donde la metonimia es el reemplazo de la acción por el instrumento, en Pr. 10:20 vemos “La lengua del justo es plata escogida…” donde lengua quiere decir palabras —la relación está en que la lengua causa las palabras—, Sal. 68:31 “…Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios”, queriendo decir con manos lo que hace con ellas, en este caso las ofrendas hacia Dios. La mano también refiere a otras acciones, como dar apoyo (2 Sam. 3:12), denotar fuerza (Dt. 32:36), entre otras. Por otro lado, tenemos el reemplazo de materiales por las cosas hechas con ellos, como en Lam. 2:12 dice “Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? …”, donde el trigo se refiere al pan, lo cual es efecto del trigo; es su materia prima, o Ecl. 12:7 “y el polvo vuelva a la tierra…”, donde polvo se refiere al cuerpo del hombre que está hecho del polvo. También puede referirse a cosas inmateriales causantes de otras cosas concretas que son efecto, como ira por castigo, Rom. 2:5 “atesoras para ti mismo ira para el día de la ira…”. Notar que estas iras se refieran a un juicio, y es distinto a la ira expresada, por ejemplo, en Hch. 19:28 “Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!”, donde no hay metonimia y se refiere al sentimiento mismo de la ira. También se encuentran ejemplos similares en la palabra juicio, Gn. 6:6 “…y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes”, donde la palabra juicios se refiere a castigos directamente y no al acto de formarse una idea para determinar si un acto es bueno o malo. También una forma de esta figura bajo el modo de causa remplazando al efecto se da al referirse a un pueblo, tribu, grupo humano en especial, o la tierra que habitan, con el nombre del patriarca que lo originó como: Israel (Jer. 31:1), Judá (Jue. 20:18), Neftalí (Dt. 34:2), Edom (Núm. 34:3), Madián (Hab. 3:7), entre otros. Estos ancestros representan a todo el grupo de sus descendientes. A esto último también se le conoce como eponimia.[2]

Por otro lado, el reemplazo del efecto por la causa lo tenemos en pasajes como Gn. 3:19 donde dice: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan…”, donde el sudor es consecuencia del trabajo duro y se quiere decir que para conseguir pan se requiere trabajo duro, al punto que provoca sudor. En Gn. 25:23, dice: “y le respondió Jehová: dos naciones hay en tu seno…”, donde se refiere a niños quienes sus descendientes formarán dos naciones. Cuando hay expresiones como “Jehová es mi luz y mi salvación” (Sal. 27:1) o “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía” (Sal. 18:1) se trata de una metonimia de efecto remplazando la causa, ya que el Señor es la causa de la salvación o fortaleza del salmista.[3] De forma similar Jesús cuando dice “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11:25) quiere decir que es quien es el autor de la resurrección y de la vida eterna. En Ap. 1:12 dice “me volví para ver la voz que hablaba conmigo”, donde se quiere decir que Juan se volvió a ver al personaje que causaba la voz que le hablaba. Como en el caso de la causa por el efecto, también se remplaza en las Escrituras lo hecho por el material del cual se hace, como en Sal. 74:15 “Abriste la fuente y el río” en referencia a Ex. 17:6, donde Moisés golpeó la peña de Horeb, se refiere a la roca que causó que brotara agua, y en Is. 28:28 dice: “El pan es molido…”,[4] refiriéndose al trigo o al grano; de hecho la gran mayoría de las versiones en castellano traducen donde dice pan, directamente como grano, asimilando este tropo.



[1] Ethelbert W. Bullinger por ejemplo dedica 80 páginas a clasificarlas y ejemplificarlas dentro de las Escrituras. Bullinger, Diccionario de Figuras de Dicción usadas en la Biblia, págs. 453-532. Muchos de los ejemplos de metonimias han sido tomados de esta obra.

[2] Caird, The language and imagery of the Bible, pág. 135.

[3] El elemento “luz” corresponde a otro tropo, la metáfora.

[4] Traducción literal.

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