Presentación del blog e introducción al libro
Que el Señor les bendiga, es un gusto poder compartir el contenido de mi libro El Apocalipsis de los Judíos: Un estudio de la doctrina de la Segunda Venida de Cristo desde la perspectiva Preterista Total. Para buscar entre los capítulos y secciones del libro, use la herramienta de archivo en el menú.
Este libro se encuentra disponible en Amazon en formato físico y Kindle. También lo distribuye Editorial Sola Gracia en México y El Sabio - Literatura cristiana en Chile.
Prefacio y agradecimientos
El estudio de los últimos tiempos. Si
hay un área que despierta fascinación entre quienes no somos grandes teólogos
ni expertos, es esta. Cuando el Señor me llamó a sus caminos, y mi suegra me
regaló mi primera Biblia, lo primero que hice fue leer Apocalipsis. No entendí
nada. Luego con los años, y aprendiendo de mis maestros de escuela dominical,
fue estudiando sobre muchos libros de la Biblia, y me parecían bastante claros
y podía acceder a ellos para encontrarme con el Señor en su revelación. Al poco
andar, empecé a desarrollar un amor por el Señor mediante su palabra. Más
adelante, y de la mano de mi maestro de escuela dominical, conocí las doctrinas
de la gracia, aquellas doctrinas que si vienes de un trasfondo pentecostal y
más estricto, te parecen asombrosamente claras y liberadoras. En ese periodo
puedo decir que experimenté un sentimiento de gran gratitud hacia Dios, pero
torpemente, ya creía saberlo todo sobre las Escrituras. Empecé a estudiar por
mi cuenta, también en institutos bíblicos locales, compré literatura, y creía
que ya todo estaba claro. Se trataban de doctrinas con un buen respaldo
histórico, que eran muy lógicas, y que además, le hacían mucha justicia a un
Dios santo, omnipotente y trascendente, sin embargo, el estudio de los
acontecimientos finales siempre fue un asunto que me pareció oscuro y del cual
como que los hermanos evitaban tratar.
Investigando, llegué al amilenialismo
de Sam Waldron. Me pareció súper clarificador entender que la Segunda Venida de
Cristo era un solo acontecimiento: tanto su juicio, la resurrección, y todo
aquello que se le asociaba, era parte del mismo evento. Ya no había complejos
diagramas explicando el momento del rapto, los 3 años ½, los que se quedan, los
que vuelven desde el cielo, y tanta cosa que siempre se comentaba en mi iglesia
en ese tiempo. Cristo vendría, y con ello todo lo demás sucedería en ese mismo
momento. Fue un gran momento, me parecía todo bastante bíblico, sin embargo,
seguía con muchas dudas. Recuerdo cuando un día en la casa de mi maestro de
escuela dominical, conversábamos sobre alguna posible postura inexplorada que
quizá pudiera satisfacer todas las dudas que genera el estudio de las últimas
cosas que anuncia la Biblia. De entre sus libros, tomamos uno que se llama
“Cuatro puntos de vista sobre el Apocalipsis” y miramos el índice. “El punto de
vista preterista sobre el Apocalipsis”. Rápidamente concluimos que se trataba
de una postura inviable; argumentamos que es obvio que la Tierra aún no ha sido
destruida, o que las estrellas aún no caían, así que no había sentido en perder
el tiempo revisando esa postura. “El punto de vista idealista sobre el
Apocalipsis”. Si, quizá. Luego vimos que aparecían dos posturas dispensacionales,
y definitivamente las descartamos. Recuerdo también que quedamos con un
sentimiento de decepción, ya que parece que el tema de la escatología no tenía
una respuesta tan clara como otras doctrinas.
En un sitio en redes sociales, el
cual trataba sobre estudios de escatología, un hermano subió un estudio sobre
Mateo 24, en el cual se alegaba que esta profecía ya había sido cumplida en el
pasado. Lo encontré tremendamente consistente y claro; era definitivamente a lo
que se refería Jesús cuando dijo esas palabras. Los comentarios de esa
publicación eran más bien hostiles, ya que todo eso implicaba que Cristo ya
había vuelto y que las promesas ya se habían cumplido de forma simbólica para
nuestro tiempo, lo cual es una enorme herejía. Se trataba del preterismo total.
Estas ideas a su vez generaron un enorme rechazo en mí, pero necesitaba
investigar más del tema. Le pedí prestado el libro sobre “Cuatro puntos de
vista sobre el Apocalipsis” a mi maestro y lo leí. Si bien, el expositor de la
perspectiva preterista, —Kenneth Gentry— es preterista parcial (quien defiende
que aún se espera una Segunda Venida personal y futura de Cristo), al leer su
exposición en el libro, rápidamente entendí que como la Segunda Venida es un
solo evento —indivisible— y a su vez, para este autor, parte sustancial de
todas las profecías se cumplieron en el pasado, entonces todo debió cumplirse
en el pasado de alguna forma. Fueron meses de fuerte crisis espiritual. El tema
que más me afectaba, era cómo era posible que la iglesia estuviera errada
esperando algo que no sucedería nunca. ¿Nos abandonó el Espíritu Santo? Debido
a mis comienzos en la iglesia pentecostal, siempre tuve la idea que el mundo
iba de ‘mal en peor’, y que Cristo vendría a enmendarlo todo y a darnos un
glorioso reino. ¿Qué nos queda entonces ahora? ¿qué propósito tiene entonces el
cristianismo? ¿hacia dónde va?
Había estudiado mucho ciertos
movimientos como los Testigos de Jehová o al mormonismo, donde un supuesto
iluminado trae la ‘verdad’ en medio de una masa de ‘gente ignorante’, y
naturalmente yo no quería convertirme en uno más, pasando a la memoria como un
hereje. Por otro lado, siempre respeté la historia de la iglesia y su legado
como algo de gran valor y con una alta autoridad. Sabía perfectamente el
peligro de introducirme en doctrinas tan apartadas de la ortodoxia, por lo que
hubo un buen tiempo en que me resistí a creer estas cosas. Luego de este
tiempo, decidí por seguir investigando y profundizando en el preterismo,
superando estos problemas más existenciales, y me vi en la necesidad de ir
recopilando más información y atar muchos cabos sueltos.
Naturalmente el que Cristo hubiera ya
venido, genera un montón de preguntas tanto exegéticas como teológicas y
doctrinales, así que busqué sistematizar el asunto lo mejor posible. En redes
sociales había un fuerte debate entre los que sostenían la forma total del
preterismo y la variante parcial, sin embargo, nunca me sentí cómodo en debatir
en ese ambiente, creo que en esos contextos lo visceral muchas veces se
sobrepone a lo racional. Es por esto que me decidí en centrar mayormente mis
esfuerzos en este libro, donde podría poner ordenadamente mi perspectiva del
tema, teniendo el espacio para argumentar racionalmente y con toda extensión
que fuera necesaria, además me serviría de apunte personal y se abriría la
posibilidad de publicarlo formalmente.
En estas palabras, agradezco al Señor
por la vida de Mauricio A. Jiménez, mi maestro de escuela dominical, con quien
hemos desarrollado una gran amistad de años; donde hemos compartido temas
doctrinales y otros bastante personales. El haber estudiado con él me ha dado
muchísimas herramientas para poder estudiar las Escrituras seriamente y llegar
a las conclusiones que acá expongo. Si bien, él no está de acuerdo con las
cosas que acá argumento, sí ha sido un apoyo en esta tarea.
Agradecer también al Señor por el
hermano Matías Lagos Klimpel, quien me ha apoyado mucho en las últimas etapas
de la revisión de este trabajo, y quien también me ha animado a escribir este
prefacio en un tono más personal; saliéndose del expositor impersonal y
estructurado con el que se encontrará desde el primer capítulo. Súmese también
el agradecimiento a J. R. González y a mi hermana Tatiana, por el apoyo inicial
en el diseño de portada. Agradecer también a los hermanos en Cristo del grupo
de estudio ‘Sanctorum Dei Comunnio’ por su amistad.
Doy gracias a nuestro Dios
Todopoderoso por mi compañera de vida, Gabriela, quien ha sido también mi
compañera en todo mi andar con el Señor.
Quisiera agregar en este prefacio que
si usted no sostiene las ideas expresadas acá, y está conforme con lo que cree
en escatología, bien. Si su sistema de creencias le permite acercarse al Señor
de forma libre y sin problemas, desarrollando una auténtica espiritualidad y
una fe salvadora, pienso que los demás asuntos —aunque sean muy importantes, y
lo digo como un estudiante de teología— son de un segundo orden. En mi caso, el
lograr articular la teología desde el preterismo total, me ha ayudado a
desarrollar una espiritualidad mas plena y sin aquellos cuestionamientos que
tenía antes de llegar a estas doctrinas. Estoy convencido que el Espíritu Santo
ha guiado a su iglesia a la verdad, pero esta verdad es el evangelio del reino,
y las otras cosas complementarias y que ayudan a componer el resto de la teología,
son asuntos en los que siempre habrá diferencias, y lamentablemente no existe
esa unidad que muchos quisiéramos.
Finalmente, si con este trabajo, en
algo hubiera podido contribuir en el crecimiento doctrinal o espiritual del
lector, sea solo a Dios la gloria.
Propósito del libro
En este volumen, el propósito es exponer la perspectiva preterista total sobre las profecías bíblicas del Nuevo Testamento. Preterismo proviene del término latín “praeter” que significa ‘pasado’, así entonces, como el nombre de la posición lo sugiere, esta perspectiva argumenta que profecías del Nuevo Testamento, tales como: la segunda venida de Jesucristo, la resurrección de los muertos, la llegada de los cielos nuevos y tierra nueva, las plagas del libro de Apocalipsis o el fin del mundo, son cosa del pasado.
Lo anterior se oye como una enorme
herejía; como una aberración a la cual ni siquiera debiera ponérsele atención.
Jesús enseñó que sus profecías eran para el futuro, Pablo mismo trata de
herejes a quienes enseñaban que estas profecías se habían cumplido en aquel
tiempo (1 Ti. 1:20, 2 Ti. 2:17-18), y ya desde los primeros escritos cristianos
se puede apreciar la opinión unánime de los padres de la iglesia, en que las
profecías del Nuevo Testamento eran aún futuras a ellos.
Esta doctrina escapa a todos los
concilios ecuménicos que se dieron desde los primeros siglos del cristianismo.
Desde el primer concilio ecuménico en adelante; desde el Concilio de Nicea en
el año 325, se declara lo siguiente respecto a Jesús:
…y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Así, históricamente, la expectativa del regreso de Jesús y el juicio, siempre estuvo puesta en el futuro. La iglesia evangélica moderna normalmente identifica también esta esperanza en el futuro. En vista de lo anterior, para muchos, este tipo de enseñanza entonces ni siquiera debiera ser considerada como cristiana, ya que va en contra de la historia doctrinal de la iglesia a través de los siglos.
A pesar de todo lo anterior, si usted
ha llegado a este volumen, sabiendo que habla sobre una doctrina tan alejada de
lo que tradicionalmente se ha interpretado acerca de estas cuestiones, es
porque considera que las interpretaciones que hasta el momento ha estudiado
sobre escatología (la doctrina de los últimos tiempos) no han logrado dar
respuestas a varios puntos clave en la materia, o llanamente quiere profundizar
en la doctrina preterista, de la cual ya ha sido persuadido.
En cualquiera de estos casos, estará
consciente que Jesús mismo dijo en varias oportunidades que volvería pronto y
en esa misma generación; la expectativa de los apóstoles cuando escribían a las
iglesias era de una inminente venida de Jesucristo para establecer su reino. Las
expresiones que hacen referencia al momento en que sucedería la venida gloriosa
de Cristo, tales como: ‘pronto’, ‘cerca’, ‘a las puertas’, entre otras, no
pueden estar queriendo señalar que Jesús se tardaría miles de años en cumplir
su promesa —en este sentido, esta postura tiene un fuerte compromiso con la
inerrancia de las Escrituras y toma en serio los dichos proféticos de Jesús. Por
otro lado, es muy natural pensar en que todo lo asociado con este gran evento:
la resurrección de los muertos, las plagas de Apocalipsis, los cielos nuevos y
la tierra nueva, el arrebatamiento, entre otros, son acontecimientos que nadie
puede pretender que hayan sucedido en el pasado. Para conciliar ambas cosas, habitualmente
se entiende que la venida de Jesús se ha dilatado, pero la postura preterista intenta
justificar que en verdad, todo efectivamente tuvo cumplimiento en esa generación,
respetando así la expectativa temporal de los escritores del Nuevo Testamento
respecto a estos asuntos.
Respecto a las afirmaciones de Jesús
y sus apóstoles en relación a su venida, se debe tener en cuenta, que si bien,
la expectativa de la segunda venida de Cristo era futura para el tiempo de ellos,
es posible —lógicamente hablando— que este evento esté en nuestro pasado: entre
el tiempo de la composición del Nuevo Testamento y nuestros días, lo cual
precisamente se busca demostrar en este volumen.
Este libro es también, una invitación
a releer el Nuevo Testamento. El entender la Segunda Venida de Cristo desde una
perspectiva tan diferente a la habitual, genera una serie de implicaciones que
deben ser analizadas y uno de los propósitos de este estudio es exponer que la
posición preterista total tiene mucho que decir sobre varios asuntos muy
importantes en el Nuevo Testamento, más allá de lo profético solamente.
Normalmente los tratados sobre escatología usan la estrategia de analizar sistemáticamente sus doctrinas, es decir, se discuten ciertos tópicos y se respaldan con las Escrituras. Este libro es un acercamiento al preterismo total evangélico, pero planteado a modo de una teología bíblica. De esta forma, el libro recorre directamente las Escrituras del Nuevo Testamento en el mismo orden en que se presentan en la Biblia, comentando los aspectos principales que se relacionan con la escatología. A pesar de ello, LOS CAPÍTULOS DE ESTE LIBRO NO ESTÁN PENSADOS PARA SER LEÍDOS DE FORMA SEPARADA, LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO ESTÁ DISEÑADA PARA SER LEÍDO EN EL ORDEN EN QUE FUE REDACTADO. No se trata de un comentario bíblico en el cual se comentan los versículos de manera independiente y se pueden consultar directamente, sino que a pesar de ir comentando versículo a versículo, se va construyendo la doctrina acumulativamente en base a lo que se analiza a medida que el libro avanza. Por este motivo, no se apresure a averiguar de qué se trata la marca del 666 o a adelantarse en la discusión del milenio sin haber leído lo anterior. Para esto, este libro se presenta en tres partes:
•
La primera parte: ‘El lenguaje
de los judíos’, busca sentar las bases de los métodos de interpretación que son
aplicables al Antiguo Testamento, especialmente en la profecía. La premisa en
esta parte es entender los principios de interpretación de la profecía del
Antiguo Testamento para luego tomar esos mismos principios y usarlos para
interpretar las profecías del Nuevo Testamento.
•
La segunda parte: ‘Los pactos
de los judíos’, constituye un acercamiento sistemático al entendimiento de los
judíos sobre el tiempo de la consumación de todas las cosas: al siglo venidero
y al reino del Mesías. Esto es el segundo gran antecedente para formar el marco
teórico y así entrar en el análisis de las profecías del Nuevo Testamento.
•
La tercera parte: ‘La última
profecía de los judíos’, es un análisis del Nuevo Testamento, construyendo una
teología bíblica que comienza en los evangelios y termina en el libro de
Apocalipsis. Esta parte, la más extensa, es donde se analizan los textos
bíblicos que guardan relación con la Segunda Venida de Jesús bajo la
perspectiva preterista total.
Por último, debo agregar que las ideas expresadas en este libro, no reflejan el pensamiento de la iglesia local en la que me congrego ni de la institución en la cual curso mis estudios en teología.