16.3 Las siete epístolas: El juicio y la gloriosa venida están cerca

 


En el mismo sentido que en análisis anteriores, estos cuatro discípulos del Señor escriben no solo que ellos y sus lectores estaban en los últimos días, sino que también afirmaban que la venida del Señor estaba ya bastante cerca, como se ve en los siguientes pasajes:

 

Pasaje

Texto

Stg. 5:7

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor…

Stg. 5:8

Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

Stg. 5:9

Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

1 Pe. 1:7

para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

1 Pe. 1:13

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.

1 Pe. 4:5

pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.

1 Pe. 4:7

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

1 Pe. 4:13

…para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.

1 Pe. 4:17

Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

1 Pe. 5:10

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

1 Jn. 2:28

Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.

1 Jn. 4:17

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio…

 

Esta tabla junto con la anterior, siguen sumándose a la fuerte voz del Nuevo Testamento acerca del tiempo del cumplimiento de la gran profecía que se proclama: la venida del Señor está cerca. Al igual que muchas otras, estas palabras demandan un cumplimiento a corto plazo para que puedan resultar creíbles; no se trata de profecías hacia el futuro lejano como las que anunció Daniel (Dn. 9:24, 12:4), sino que deben ser pertinentes a la misma audiencia que las recibe. De estos pasajes sería imposible entender que estas advertencias y exhortaciones no hubiesen tenido ningún significado para los lectores que pasaban por un momento crítico en la historia del cristianismo para entenderlas como algo que no se daría sino hasta miles de años más adelante cuando ellos ya murieran. Si categóricas expresiones como “la venida del Señor se acerca”, “he aquí, el juez está delante de la puerta”, “tened paciencia hasta la venida del Señor”, “después que hayáis padecido un poco de tiempo”, entre otras, no quiere decir que la anhelada manifestación retributiva de su Señor estaba efectivamente cercana, entonces las Escrituras son fuentes de mentiras y los apóstoles que las escribieron, o bien, estaban profundamente errados y confundidos, o bien, entre ellos se confabularon para mentir a sus seguidores con un engaño coherente. La solución a esto es aceptar que la segunda venida estaba efectivamente cercana a los años 50-60 d.C. en que aproximadamente se escribieron estas cartas, entendiendo que la venida de Jesús en gloria se refería a un juicio sobre Israel por parte de otro pueblo, el que sucedió en el año 70 d.C. por los romanos,[1] tal como ocurrió en el 722 a.C. a través de los asirios, en el 586 a.C. mediante los babilonios o en el 167 a.C. por los seléucidas, donde Jehová también ‘venía’ sobre ‘la tierra’ para juzgar por el pecado de su pueblo según las Escrituras.[2]

A pesar que en la tabla anterior no hay referencias de la epístola de Judas que señalen una prontitud explicita de la segunda venida, pasajes como Jud. 1:7-8, 21-23 advierten a sus lectores que algunos de sus contemporáneos caerían en el juicio por fuego que Dios impartiría —se deduce— en esa generación, a quienes vivían en ese mismo tiempo. Jud. 1:14-15 hace una descripción del juicio venidero a los impíos, —llamativamente citando 1 Enoc 1:9[3]— el cual consistiría en la venida del Señor con miles de ángeles para juzgar (cf. Mt. 16:27, 24:30-31, 25:31, Mr. 8:38), lo cual, según citas anteriormente expuestas[4] de testigos presenciales del asedio en el año 70 d.C., e historiadores posteriores, hubo avistamiento de ángeles en el cielo junto a otras grandes señales en el Templo en el momento en que Jerusalén era destruida, teniendo esta profecía un cumplimiento literal e histórico.

Otro indicador de cercanía del juicio de Dios es el anticristo de Juan, descrito en 1 Jn. 2:18-22, 4:1-3, 2 Jn. 1:7 (cf. 2 Tes. 2:1-12). Si bien este tema se expande en el capítulo dieciocho, Apocalipsis II: iglesias, sellos, trompetas y copas; solamente acá señalar que corresponde con una señal que Jesús dio en su sermón del monte de los olivos respecto al aumento del mal y la persecución que les sobrevendría a sus mismos oyentes. Nótese como acá Juan, así como Pablo, advierten a los gentiles sobre este personaje, infiriéndose que es relevante a ellos, persona que según los textos referidos ya vivía en ese preciso momento.

Lo ‘cerca’ de la segunda venida se expresa muchas veces por la forma verbal griega ἐνγίζω “engizo” G1448, acercarse, proveniente de ἐνγύς engýs” G1451, cerca. La palabra “engýs” según se analizó en el capítulo siete: El día de Jehová, era un marcador de tiempo para el cumplimiento de las profecías apocalípticas, y en ningún caso se refería a un periodo mayor a 70 años, apuntando generalmente a lapsos de tiempo menores a 40 años e incluso menores a 5 años.[5] El verbo “engizo” se usa mayormente en un sentido espacial para referir cercanía, como cuando Pablo fue abrumado por la aparición de Jesús cerca (engizo) de Damasco (Hch. 22:6), también como cuando Jesús estaba cerca (engizo) de Jerusalén al punto de poder verla (Lc. 19:41). Esta palabra también se utiliza en un sentido conceptual, como por ejemplo cuando se describe cómo Jesús nos acerca a Dios (Heb. 7:17) o cómo alguien estuvo cercano a la muerte, a punto de morir (Fil. 2:30, cf. 2:27). Como es de apreciar, en todos sus usos, engýs y engizo son todo lo contrario a lejanía, así que exegéticamente no puede argumentarse que eventualmente esta palabra quera referirse a la segunda venida de Jesús como distante. Temporalmente, estas palabras se usan en acá en Stg. 5:8, 1 Pe. 4:7, así como en Mt. 24:33, Rom. 13:11-12, Fil. 4:5, Heb. 10:25 o para referirse a la cercanía de la venida de Cristo, dando a entender una proximidad cronológica efectiva; un corto lapso de tiempo. A pesar de toda la abrumadora evidencia que hay sobre la cercanía de la segunda venida en relación a las vidas de los lectores y escritores de estos textos, muchos autores y comentaristas destacados buscan negar o minimizar la expectativa de la cercanía de la parusía con el tiempo de los apóstoles. Por ejemplo, Douglas Moo luego de una recopilación y análisis de pasajes como estos, comenta:

 

A pesar de la aceptación que tiene entre la comunidad académica, la idea de que Cristo iba a regresar pocos años después de su muerte y resurrección no tiene una base clara en el Nuevo Testamento.[6]

 Este tipo de afirmaciones no pueden sino querer buscar justificar su teología e intentar salvar la idea persistente en el cristianismo sobre la parousía como aún futura, idea que como se ha comentado anteriormente, es una herencia proviene del mismo tiempo de los padres de la iglesia, condicionados por su manera alegórica de interpretar las Escrituras que además desconocía el correcto uso y significado del lenguaje profético hebreo.[7]



[1] Ver capítulo diez: Evangelios I: antecedentes clave, sección sobre Tishá be’Av.

[2] Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre La pregunta de los discípulos.

[3] Moo, Comentario Bíblico con Aplicación NVI: 2 Pedro y Judas, pág. 322.

[4] Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre Así como el Padre, el Hijo: en nubes de gloria.

[5] Véase la tabla de la sección sobre Los días de Jehová en ese capítulo.

[6] Moo, op. cit., pág. 229.

[7] Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre La segunda venida en aquella generación.

Entradas populares de este blog

11.4 Evangelios II: parábolas y anuncios: El banquete con los padres

2.3 Métodos de interpretación: Método Gramático-Histórico

11.8 Evangelios II: parábolas y anuncios: Oveja perdida, moneda perdida e hijo pródigo