13.6 Hechos: Un día de juicio
Pero Dios, habiendo pasado por alto
los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar,
que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al
mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con
haberle levantado de los muertos.
(Hch. 17:30-31).
La gran comisión, sin embargo, no era solo entregar el mensaje solo a la
gente del antiguo pacto, ya que el objetivo del siglo venidero era también
hacer que todos los gentiles de todas las naciones lleguen al conocimiento de
Dios, ya que su soberanía no solo se extendía en los límites de Israel, sino
bajo todo lo creado. Como se ha tratado hasta ahora, los registros paralelos discordantes
en los evangelios se consideran como dichos o acontecimientos complementarios y
no excluyentes. Bajo este criterio, se debe considerar como complementario el
llamamiento de la gran comisión según el registro de Mateo: “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19), donde la palabra griega para
‘naciones’ es εθνη “éthne”, específicamente gentiles.[2] También está la
profecía de Cristo del anuncio del evangelio a todas las naciones del Imperio
Romano “oikuméne” como señal antes del fin de la era (Mt. 24:14),[3] y de cómo varias
veces el Señor se maravillaba de la fe de varios no israelitas, a los cuales
les consideraba como ciudadanos del reino de Dios por su fe (Mt. 8:11-12).
De esta forma, el llamado al entrar en el reino de los cielos no era
exclusivo para los descendientes de Israel —a quienes se les predicó primero—
sino para también los gentiles. Pablo en una de sus cartas lo plantea de esta
forma:
Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. (Rom. 1:16).
La teología de Pablo —y por tanto su visión sobre la escatología— es
bastante rica y tiene muchos elementos distintivos del mensaje de los otros
apóstoles y también de Jesús. A pesar de estos elementos distintivos, tanto el
mensaje de Jesús y los doce, como el mensaje de Pablo son —bajo la perspectiva
preterista total— totalmente coherentes entre sí, comunicando un mismo mensaje.
Debido a la complejidad y singularidad de la escatología de Pablo, es que
amerita una extensión mayor al análisis de su escatología.
[1]
Ver capítulo siete: El día de Jehová, comentario sobre Is. 13:5, también
capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre La
abominación desoladora y la gran tribulación.
[2]
Mateo señala que Jesús mandó a discipular a las naciones (éthne, Mt.
28:19). Si se trata de una frase adicional y distinta al registro de Lucas en
Hechos, entonces es un mandato aparte del de Hch. 1:8, mandando Jesús a que
predicasen tanto a Israel, la tierra, como a las naciones; si fuera el mismo
discurso, entonces en Hechos gé debe entenderse en un sentido más amplio
que solo la tierra de Israel, lo cual es también válido, ya que el término gé
puede ser tanto local como más general.
[3]
Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre El
evangelio predicado en todo el mundo.