13.5 Hechos: Persecución judía a la iglesia

 


Junto con documentar la proclamación del evangelio por parte de los apóstoles, lo cual generó la expansión de la iglesia temprana en Israel y el Mediterráneo, el libro de Hechos también documenta la resistencia y oposición persistente del judaísmo ante el avance del cristianismo. Esto fue predicho por Jesús en varias oportunidades:[1]

 

He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. (Mt. 10:16-18).

 

Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. (Mr. 13:9).

 

Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. (Jn. 16:1-3).

 El cumplimiento de todo esto se ve en los siguientes pasajes:[2]

 

Versículo

Persecutor

Acción

Perseguido

4:1-3, 4:17-21

Sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo, saduceos

Encarcelamiento, amenazas, expulsión

Pedro y Juan

5:17-19

Sumo sacerdote, saduceos

Encarcelamiento, expulsión

Apóstoles

5:40

Sumo sacerdote, el jefe de la guardia del Templo, los principales sacerdotes, concilio

Azotes, amenazas, expulsión

Apóstoles

7:54-60

Judíos de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, Sumo sacerdote y otros judíos de Jerusalén

Juicio en el concilio, apedreamiento y muerte

Esteban

8:1-3 [3]

Saulo, otros judíos

Persecución, encarcelamiento, forzar a blasfemar, castigo en sinagogas

Iglesia en Jerusalén

9:1-2 (9:13-14, 26:11)

Saulo

Persecución, encarcelamiento, forzar a blasfemar, castigo en sinagogas

Iglesia en Damasco

12:1

Herodes, para agradar a los judíos

Maltrato

Algunos de la iglesia

12:2

Herodes, para agradar a los judíos

Muerte a espada

Jacobo

12:3-5

Herodes, para agradar a los judíos

Encarcelamiento e intención de expulsión

Pedro

13:50

Judíos de Antioquía de Pisidia

Instar a los de Antioquía a perseguir y expulsar, posterior expulsión

Pablo y Bernabé

14:19

Judíos de Antioquía e Iconio

Instar a los de Antioquía a apedrear, apedreamiento

Pablo

17:1-9

Judíos de Tesalónica

Armar alboroto en la ciudad junto con matones para expulsión

Pablo y Silas

17:13

Judíos de Tesalónica

Armar alboroto en la multitud para expulsión

Pablo y Silas

18:6

Judíos en Corinto

Oposición en sinagogas

Pablo

20:19 cf. 2 Co. 11:24-26

Judíos

Asechanza

Pablo

21:27-36

Judíos de Asia, otros varones israelitas

Armar alboroto en la multitud, expulsión del Templo, golpes, atadura con cadenas, intención de matar

Pablo

23:12-15

Judíos

Complot bajo juramento de muerte para asesinar

Pablo

La persecución era una respuesta casi inmediata de los judíos ante alguna acción de los apóstoles que evidenciara que Dios les respaldaba mediante señales (semejantes a las que Jesús hacía), como réplica la conversión de quienes recibían el mensaje del evangelio o como respuesta a la mención de Jesús como Dios o el Mesías.

Hechos nombra judíos persecutores de Alejandría, Cilicia, Asia, Jerusalén, Antioquía, Iconio, Tesalónica y Corinto, también menciona como perseguidores en Judea al Sumo Sacerdote, principales sacerdotes, guardias del Templo, escribas, saduceos, al mismo rey Herodes, ancianos, gobernantes y al pueblo judío en general, siendo una persecución transversal de judíos de todo lugar y categoría hacia los cristianos.

Los judíos provenientes de todo el Mediterráneo que llegaron a celebrar la pascua (~30 d.C.) junto con los de Judea y los religiosos, mataron a Jesús (Hch. 4:27), condenándose a ellos mismos y a sus hijos por aquella sangre derramada (Mt. 27:25). Poco tiempo después, se ve como estos mismos judíos de diversos lugares, persiguen e intentan matar también a los discípulos del Señor. Toda esta persecución no hizo más que añadir aún más a la condena que los judíos (y sus hijos) ya tendrían por haber crucificado al Señor y para cobrar también sobre esta generación mala y adúltera la sangre de los profetas del Señor que constantemente han sido asesinados por los judíos durante todo el tiempo del antiguo pacto, como se relata en la parábola de los labradores malvados (Mt. 21:33-45) y en otros anuncios del Señor Jesús:

 

¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. (Mt. 23:33-36).

 

…es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! (Lc. 13:33-34).

 Estos mismos judíos sufrirían la gran tribulación al congregarse en Jerusalén el año 70 para celebrar la pascua y perecer terriblemente bajo el asedio romano, en el día del Hijo del Hombre.



[1] Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre Persecución a los discípulos.

[2] Ver capítulo diez: Evangelios I: antecedentes clave, sección sobre La generación mala y adúltera.

[3] Cf. Hch. 9:13-14, 26:11, 1 Co. 15:9, Gál. 1:13, 23, Fil. 3:6, 1 Ti. 1:13

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