17.1 Apocalipsis I: antecedentes clave: Fecha de Apocalipsis, evidencia interna
La mayor evidencia sobre la fecha temprana del Apocalipsis es interna. En
este respecto, hay varios indicadores que sugieren que esta profecía fue
escrita antes del año 70 d.C. y estos son: El Templo aún en pie, el juicio a la
cuidad de Jerusalén, Nerón imperando Roma, la influencia judía en Apocalipsis y
la condición histórica de las siete iglesias de Asia Menor.
La destrucción del Templo conforma un hecho traumático para la memoria
colectiva de la nación, es como si hoy se derribara la Torre Eiffel, la Estatua
de la Libertad o el Taj Mahal; son grandes íconos que representan a sus
naciones y su eventual destrucción no podría ser omitida en la historia
posterior.
El libro de Apocalipsis no solo omite la destrucción del Templo como un
hecho pasado, sino que asume que está aún en pie. En esto es fundamental
analizar Ap. 11:1-2:
Entonces me fue dada una caña
semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de
Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del
templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y
ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
B) El juicio a la ciudad de Jerusalén, el segundo punto que indica que Apocalipsis fue escrita antes del 70 d.C. es referenciado en varios pasajes del libro si se entienden desde la óptica preterista, sin embargo, esto es ya explícito en Ap. 11:8:
Y sus cadáveres estarán en la plaza
de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde
también nuestro Señor fue crucificado.
La mención del templo (Apocalipsis
11:1-3) el altar y los que adoran, junto con la designación mística a “la gran
ciudad que en el sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también
nuestro Señor fue crucificado” (Apocalipsis 11:8) implican que la ciudad y el
templo de Jerusalén no habían sido destruidas. Es singularmente fútil sugerir
que estas expresiones son simbólicas; ya que cualquiera que sea el significado
místico del argumento sería poco natural y fuera de lugar si en efecto la
ciudad y el templo estuviesen en ruinas. Pero por otro lado si estos estaban en
pie y el tiempo de su destrucción estaba cerca, las alusiones a estos serían
muy naturales e impresionantes.[6]
Esto, para la mente que tenga
sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la
mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha
venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
El lugar que universalmente se caracterizaba en el primer siglo por tener
siete montes era la ciudad de Roma, con sus montes Aventino, Capitolino, Celio,
Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. En aquel tiempo, Suetonio y Plutarco
escribieron sobre el festival del Septimontium, o el festival de los
siete montes de Roma, y así muchos otros autores clásicos han hecho referencia
a Roma como la ciudad de los siete montes.[7]
Los siete reyes deben ser entonces los siete primeros emperadores de Roma.
Historiadores contemporáneos a Juan, como Flavio Josefo,[8] Suetonio[9] y otros,[10] identifican a Julio
César como el primer emperador romano;[11] personaje crucial
en la historia romana y en occidente, en quien se origina el concepto de
emperador al proclamarse como dictador perpetuo por sobre la autoridad del
senado, incluso los emperadores sucesores son llamados ‘Césares’ en honor a
Julio César. Así, los siete primeros reyes son los siguientes: Julio César
(1°), Augusto (2°), Tiberio (3°), Calígula (4°), Claudio (5°), Nerón (6°) y
Galba (7°). Ap. 17:10 indica que cinco reyes cayeron[12] —Julio hasta
Claudio—, uno es, el sexto, Nerón, quien es el actual César, situando la fecha
de esta profecía en su reinado, es decir entre los años 54 y 68 d.C. El séptimo
rey que aún no ha llegado es Galba, quien reinó por siete meses luego que sus
antecesores hayan tenido reinados de 15 años en promedio, por lo que es
bastante sugestivo pensar que es éste de quien se habla que reinaría por breve
tiempo.
Julio César |
Augusto |
Tiberio |
Calígula |
Claudio |
Nerón |
Galba |
49-44 a.C. |
31 a.C-14 d.C. |
14-37 |
37-41 |
41-54 |
54-68 |
68-69 |
1° |
2° |
3° |
4° |
5° |
6° |
7° |
cayó |
cayó |
cayó |
cayó |
cayó |
ES |
aún no |
En el mensaje a las siete iglesias en los primeros capítulos, es clara
una influencia fuerte del judaísmo en el cristianismo:
•
2:9: Yo conozco tus obras,
y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que
se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
•
3:9: He aquí, yo entrego de
la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que
mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que
yo te he amado.
Como se analizó anteriormente,[14] los judíos
perseguían a los creyentes a causa de su fe en Jesús como el Mesías, así que
consecutivamente los expulsaban de sus sinagogas y los rechazaban en su
sociedad. En estos pasajes, el Señor califica a los judíos como pertenecientes
a las sinagogas de Satanás, es decir, enemigos de la iglesia, quienes blasfeman
y mienten, teniendo una influencia similar a lo percibido en la Carta a los
Gálatas. En el 3:9 puntualmente se tiene la expectativa que ellos se postren
ante los pies de la iglesia, a lo cual si se añade que en el v. 10 se indica
que viene la hora “para probar a los que moran sobre la tierra [gé]”, es
un indicativo cierto del inminente juicio sobre los judíos.
De haberse escrito Ap. 3:9-10 después del 70, se esperaría que se les
considere a los judíos como ya castigados, o al menos que haya una referencia
al castigo anterior, el sufrido en el año 70, para referenciar a un supuesto
castigo futuro.
En Ap. 2:2 se indica por ejemplo que la iglesia de Éfeso logró probar a
quienes se hacían llamar apóstoles y no lo eran, dándose a entender que en ese
tiempo aún había apóstoles, de los cuales aparte de Juan solo sobrevivió Tomás
hasta después del 70. Esta afirmación tendría mucho más sentido previamente al
70 que en el 95 d.C., donde a ese tiempo solo Juan habría estado vivo ya que
Tomás murió en el 72. Ahora bien, es cierto que en la iglesia temprana a varios
de los padres de la iglesia u obispos se les apodó posteriormente como santos o
padres apostólicos, sobre todo si eran discípulos de alguno de los doce
primeros o algún sucesor posterior; sin embargo, estos mismos padres apostólicos
al referirse en sus escritos a los ‘apóstoles’, lo hacían para indicar a los
doce discípulos de Jesús. Según esto, no se puede entender esta prueba como
concluyente ni para la fecha temprana ni para la tardía.
Laodicea fue destruida por terremoto en el año 60, pero fue
inmediatamente reedificada, de modo que el ser ella “rica y aumentada en
bienes” tiene sentido con aquel hecho histórico,[16] y también, según
Jamieson, Fausset y Brown, la situación descrita en Apocalipsis no es
incompatible con el que el libro fuese escrito durante la persecución neroniana
(año 64).[17]
No obstante, Leon Morris —por ejemplo— entiende que Laodicea debió haber sido
reconstruida y haber transcurrido un buen periodo para poder ser considerada
como rica, defendiendo la fecha tardía.[18]
Por otro lado, se esperaría que para el fin del siglo I hubiera más que
solo siete iglesias en Asia Menor a las cuales entregarle un mensaje directo,
ya que para comienzos del siglo II, el cristianismo había ya proliferado
bastante en ese lugar. De esta forma, la fecha temprana se ajusta mejor a la
cantidad baja de iglesias, ya que es bastante natural al texto entender que
para ese momento solo había siete iglesias; pero de nuevo, no puede
considerarse esto como irrefutable ya que la referencia a LAS siete iglesias
podría quizá ser simbólico y buscar representar a todas las iglesias de Asia, ya
que el siete es un número representativo y recurrente en Apocalipsis; aunque su
lectura sería menos natural.[19]
[1]
Ver capítulo diez: Evangelios I: antecedentes clave, sección sobre Tishá be’Av.
[2]
Ver John A. T. Robinson, Redating the New Testament (Londres: SCM Press,
1976), donde el autor plantea que todo el Nuevo Testamento fue escrito antes
del 70 d.C. Su tesis principal aboga a que uno de los hechos más llamativos
sobre el Nuevo Testamento es que la destrucción del Templo nunca se menciona
como un hecho pasado. Para Robinson, la caída de Jerusalén en el año 70 d.C., junto
con el colapso del judaísmo institucional basado en el Templo, fue el evento
más relevante y culminante de aquel periodo.
[3]
Esto también sucede en la literatura judía no canónica (1 Mac. 2:7, 2 Mac.
1:12, 3:1, 9:14, 15:14, Tob. 13:10, Sir. 36:12, 49:6, SalSl. 8:4) e incluso en
monedas judías de ese periodo, donde se les inscribía en hebreo: ירושלים
קדושה “Yierushaláyim qadoshá”, Santa
Jerusalén.
Kenneth
L. Gentry Jr., Before Jerusalem Fell (Tyler: Institute for Christian
Economics, 1989), pág. 170. Este libro de más de 400 páginas dedica en
profundidad a defender la fecha temprana de composición de Apocalipsis. Para un
estudio completo sobre la defensa de la fecha temprana, se recomienda revisar
esa obra completa.
[4] Bruce, New Testament History,
págs. 381-382.
[5]
Para la discusión sobre otras posibles objeciones sobre identificar el templo
de Ap. 11:1-2 con el Segundo Templo de Herodes, ver Green et al., House
Divided, págs. 144-147.
[6] Milton S. Terry, Biblical
Apocalyptics: A Study of the Most Notable Revelations of God and of Christ in
the Canonical Scriptures (New York, Eaton & Mains, 1898), pág. 25.
[7] Kenneth L. Gentry Jr., Navigating
The Book of Revelation, Segunda Edición (Fountain Inn, GoodBirth
Ministries, 2010), pág. 20; G. B. Caird, The Revelation of St. John The Divine,
Segunda Edición (Londres: A&C Black, 1984), pág. 216.
[8]
Josefo, Antigüedades 18-19.
[9]
Gayo Suetonio Tranquilo, Vidas de los doce césares, cap. 1, Gayo Julio
César.
[10]
4 Esdras 11-12; Oráculos Sibilinos 5 y 8; Epístola de Bernabé 4; Historia
Romana 5 de Dion Casio. Gentry, Before Jerusalem Fell, págs.
154-159.
[11]
Se hace esta indicación debido a que los historiadores actuales identifican a
Augusto como el primer César, ya que a Julio César lo catalogan como aún dentro
del periodo de la República Romana. Si bien Julio fue un autócrata y llamado
César, en la historia actual se le identifica como un personaje de transición
entre la república y el imperio.
[12]
Para Juan, César es sinónimo de rey. Ver Jn. 19:12, 15.
[13]
Josefo relata esto en varias oportunidades; ver por ejemplo Guerras 5.9.4,
donde los ejércitos romanos se abstenían de ciertas prácticas consideradas
idolátricas para no ofender a los judíos. Craig Keener, entre otras cosas,
documenta que los judíos habían sido eximidos de adorar al emperador. Ver
Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento,
pág. 750.
[14]
Ver capítulo trece: Hechos, sección sobre Persecución judía a la iglesia.
[15]
Dentro de los muchos ejemplos, Keener por su parte entiende que la situación
del culto imperial sería más propia del tiempo de Domiciano (96 d.C.) que para
el tiempo de Nerón.
Keener, op. cit., pág. 747.
[16]
Jamieson et al., Comentario exegético y explicativo de la Biblia. Tomo II,
el Nuevo Testamento, pág. 748.
[17]
Ibíd.
[18]
Leon Morris, El Apocalipsis, pág. 41.
[19]
Véase también Ver D. A. Carson
y Douglas J. Moo, Una introducción al Nuevo Testamento (Barcelona:
Editorial CLIE, 2008), pág. 630.