16.2 Las siete epístolas: Los últimos días
De forma semejante también al análisis anterior de otros textos, en estas
siete epístolas escritas por cuatro de los oyentes directos de Jesús, también
es evidente la expectativa del advenimiento de Cristo en su gloria y para
juicio dentro de la generación y vida de sus oyentes o ellos mismos, como se
detalla en el siguiente cuadro:
Pasaje |
Texto |
Stg. 5:1, 3 |
¡Vamos
ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán… Vuestro oro y
plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará
del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días
postreros. |
Stg. 5:12 |
Pero sobre
todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por
ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para
que no caigáis en condenación. |
1 Pe. 1:5 |
que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. |
1 Pe. 5:1 |
Ruego a los
ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de
los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que
será revelada. |
2 Pe. 3:3 |
sabiendo
primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias, |
1 Jn.
2:17-18 |
Hijitos, ya es el último tiempo; y
según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos
anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de
nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros,
habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que
no todos son de nosotros. |
Jud. 1:18 |
… En el
postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. |
Jud. 1:21 |
conservaos
en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo
para vida eterna. |
De una u otra manera, la manifestación del Señor era necesaria y
contingente a los lectores de estas cartas, ya que se ve como la iglesia era
oprimida en ese tiempo principalmente por los judíos, a quienes el Señor con su
venida les daría su retribución. Como también se ha analizado, sería una falta
a la honestidad y a la correcta exégesis no atender al sentido crítico de la
situación en la que se hallaba la iglesia en ese tiempo, donde volverse del
judaísmo al cristianismo era sinónimo de aborrecimiento por parte de su familia
por dejar las costumbres o el pacto de Moisés para ir en pos de un ‘blasfemo’
como Jesús de Nazaret, siendo puesta en riesgo la vida del converso (advertido
anteriormente por Jesús mismo),[1] y sería aún más una
torcedura a las Escrituras el desatender que ELLOS, los lectores de las
epístolas eran quienes vivían en los últimos tiempos y no nosotros, o pretender
entender que ‘los últimos días’ son en verdad una referencia para siglos y
milenios.
[1]
Ver capítulo doce: Evangelios III: en el monte de los olivos, sección sobre
Llamado a estar alerta. También Mt. 10:34, Mr. 13:9, y otros.